
Por: Nicolás Fuentes.
Los peruanos tenemos una vaca llamada economía y decidimos cambiarle el régimen alimenticio hace 30 años. Desde entonces, la inversión privada fue el principal alimento para que engorde y pueda producir más bienes y servicios públicos.
Los nuevos encargados de su alimentación han empezado a modificar su régimen alimenticio y las nuevas proyecciones de inversión privada para el 2022 son negativas: 0%, -2.5%, -7%, -12.5% y -14%.
La vaca mantendrá su peso por un periodo de tiempo, pero su producción será menor en cada ordeñada. Esto sígnica que ya no será necesario una máquina automatizada, con lo cual empieza la descapitalización y pérdida de tecnología en los procesos productivos. Luego, la vaca producirá tan poco que el espejismo de mano de obra chocará con la realidad y el empleo caerá sin capacidad de recuperarse.
Aprovechando el peso actual de la vaca, los nuevos dueños aprovechan para decirle a la población que hay un excedente de producción y han empezado a repartir programas de gasto sin criterio de prudencia y calidad.
Algunos análisis políticos han mencionado que esto revindica al pueblo peruano que ha sido olvidado y hoy día, después de 200 años de neoliberalismo, chorrea la riqueza hacia los más pobres. Sin embargo, los único cierto es que la fiesta no es gratis y la cuenta no será pagada por estos analísticas políticos, sino por los peruanos más vulnerables que fueron invitados a la fiesta sin decirle que ellos pagarán la cuenta.
Capitalismo, ahorro y trabajo duro. No hay otra manera.
Publicado originalmente en Diario Correo La Libertad el 6 de octubre del 2021.