
Por: Luis Nieva
El reciente anuncio de la reforma tributaria ha traído, rápidamente, a la memoria lo ocurrido en Colombia hace apenas unos meses. Y aunque el ministro de Economía, Pedro Francke se esfuerce en decir que “no se trata de gravar a la clase media” es precisamente eso lo que provocó la protesta de los colombianos entre abril y mayo de este año.
Una mala combinación
La subida de impuestos más una recesión ocasionada por la pandemia por el Covid19 indignó a los colombianos a tal punto que se desataron violentas protestas, las cuales dejaron 27 muertos. Estos hechos obligaron al presidente Iván Duque a dejar sin efecto su ley de “Solidaridad Sostenible” que buscaba ampliar la base de recaudación tributaria, evitar que la deuda colombiana redujera las calificaciones de riesgo internacionales, entre otros. Mientras Duque planeaba recaudar, 23 billones de pesos colombianos adicionales (unos US$6.300 millones), aquí en Perú, Pedro Francke estima obtener 12 mil millones de soles.
Según recoge una nota de la BBC de Londres, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla fue tan sincero que no dudo en señalar que el dinero saldría del” 73% personales naturales y el resto de las empresas”.
Otro de los puntos polémicos de la reforma tributaria colombiana fue el cobro de impuesto a la renta a personas que ganen un sueldo mensual de más de US$663, en un país donde el salario mínimo es de US$234. El ministerio de Economía peruano propone gravar con una tasa adicional al 0,5% de personas que perciben más de S/ 300.000 en un año.
Mala experiencia
Tras las protestas en Colombia, diversos especialistas concluyeron que la reforma tributaria planteada por Iván Duque no fue oportuna. Lo ideal hubiera sido proponer “una reforma mucho más simple y moderada, que buscara recaudar solo el 1% del PIB y con el foco puesto en aumentar el gravamen a las empresas”, recoge la BCC.
«No hay que subirle los impuestos a la clase media. Eso fue un grave error», le dijo Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda y expresidente de Ecopetrol, a la BBC durante las protestas. Con esta experiencia, el Gobierno peruano parece no haber aprendido de los errores de sus vecinos y ha decidido tomar ese peligroso camino.
En su momento, al presidente colombiano no le quedó de otra que bajar sus expectativas de recaudación de 2 % del PBI a 1,4%. Asimismo, los tributos a la clase media quedaron fuera de la nueva propuesta presentada al Congreso de su país. Solo las protestas lo hicieron retroceder, ¿acaso el Gobierno de Pedro Castillo también está esperando masivas protestas, como en Bogotá, para dar marcha atrás a su pedido de facultades para legislar en materia tributaria?
Primero servicios, luego impuestos
Frente a la propuesta del Gobierno de Pedro Castillo, diversas organizaciones civiles han respondido con un mensaje claro: «primero servicios, luego impuestos». Aunque todavía no se registran manifestaciones en las calles, ya hay una tendencia a rechazar esta reforma tributaria a la que han calificado como «deforma tributaria» y «paquetazo tributario». Ahora, el Congreso del Perú tiene en sus manos otorgarle o no las facultades legislativas que pide el Ejecutivo para llevar a cabo sus planes, tomando en cuenta los cuestionamientos que se han emitido a esta reforma.