
Por: Luis Nieva.
Una nueva crisis política asoma en el día que se cumplen 2 años de que el expresidente, Martín Vizcarra, disolviera el Congreso. Este último hecho es especialmente importante dado que el primer ministro, Guido Bellido, amenazó con presentar cuestión de confianza si es que su ministro de Trabajo, Iber Maraví, es censurado por el Poder Legislativo. Esta claro que este anuncio busca poner contra la pared al Parlamento, tal como lo hizo Vizcarra en el pasado.
Desde el inicio de este Gobierno, el nombramiento de Guido Bellido, como presidente del Consejo de ministros, despertó preocupación por su pasado radical y afinidad con el grupo terrorista Sendero Luminoso. A pesar de estos antecedentes, el Congreso decidió otorgarle la confianza a Bellido para no poner al Ejecutivo más cerca de usar su “bala de plata”, la disolución del Congreso. Y es que, si se niega la confianza dos veces, y en consecuencia caen dos Gabinetes, Castillo estaría facultado para hacer lo mismo que hizo Vizcarra hace 2 años, cerrar el Parlamento y llamar a elecciones para elegir nuevos congresistas.
Todos estos escenarios de inestabilidad política, que han generado una rebaja en la calificación crediticia del Perú, ya los hemos vivido y el temor de que se repitan es completamente legítimo. Al menos, desde el Poder Ejecutivo no existe predisposición para establecer un clima de gobernabilidad, por el contrario, se emiten amenazas como la cuestión de confianza y se hace campaña abierta para una Asamblea Constituyente. Todo encaja y hace sospechar que el camino trazado por el presidente Pedro Castillo, así diga lo contrario, es el de mantener la confrontación con el Congreso, a pesar de que este le dio facilidades para formar su Gobierno al inicio de su gestión.
Pero las balas no solo las tiene Castillo, el Congreso tiene la figura de la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente y se necesitan 87 votos, de los 130 congresistas, para lograrlo, tal como ocurrió con los vacados Kuczynski y Vizcarra en el pasado. Es la bala de plata que pueden usar los parlamentarios si el presidente de la República insiste en presentar cuestión de confianza para salvar al ministro Maraví, altamente cuestionado por sus vínculos con terroristas de Sendero Luminoso y su brazo político Movadef. Por eso, ya no es momento de tenerle miedo a una bala de plata, sino de ponerle freno a un plan antidemocrático perfectamente dibujado desde Palacio de Gobierno.