Por: Nicolás Fuentes.

En la coyuntura política, económica y social por la cual a traviesa el país, la guerra avisada es el ideario y programa de Perú Libre. Aún no mata gente, pero sí empiezan a hambrear a los más pobres. Para el gobierno, por sus mensajes y sus acciones, pareciera que el bienestar social es lo menos importante.

El dólar subió a otro récord histórico de S/ 4.123. Si antes el salario mínimo era de $258, actualmente es de $ 225. En dos meses, el gobierno le quitó $33 mensuales a los jóvenes que empiezan a ganar el salario mínimo o, desde otro punto de vista, los jóvenes tendrán que trabajar 20 horas adicionales para no perder capacidad adquisitiva.

El pan se redujo a la mitad, pasando de un peso 40 gramo a 20 gramos. Al peruano pobre o pobre extremo, ya se le quitó la mitad de su desayuno o cena en caso tuviese ese lujo.

La inversión para el siguiente año pasó a ser negativa, las empresas perderán productividad y con ello capacidad crear empleo. Además, desde el plan de gobierno, el debate presidencial y las redes sociales, el gobierno mantiene un solo mensaje: nacionalizar los yacimientos mineros, petroleros y gasíferos.

Sus medidas de bienestar son bonos no focalizados que no alivian la pobreza, un plan de ejecución de obras absurdo que representa menos del 1% del presupuesto y un subsidio tan mal diseñado que, en lugar de abaratar el gas a los pobres, les reduce costos a las familias ricas con piscinas temperadas.

Señores, esto es PERÚ LIBRE.

Publicado originalmente en Diario Correo La Libertad el 29 de septiembre del 2021.