
Por Hans Rothgiesser
En julio del 2019, el ahora ministro de economía Francke escribía que darle licencia al proyecto minero Tía María era de facto indicador de que el gobierno favorece trasnacionales para que contaminen el medio ambiente y paguen pocos impuestos. Así, de frente, sin mayor análisis. Era una cuestión de relación directa incuestionable. Como cuando uno dice que es verano, entonces hace calor. Y no solo eso. El mero hecho de que le dieran licencia a Tía María nos comunicaba que no se reactivaría la inversión pública, que no se promovería innovación tecnológica, entre otras muchas relaciones mágicas que no explica, pero que son.
Tomen nota de todas las desgracias que traía al país darle licencia de construcción a Tía María. Pues bien, ahora ese señor es ministro de economía y en sus estimados sobre el crecimiento económico del 2022 incluye los beneficios de la inversión minera. Caray, cómo ha cambiado.
En el documento Marco Macroeconómico Multianual 2022 – 2025, que publicó el Ministerio de Economía y Financias bajo Pedro Francke, este insiste en varias oportunidades sobre la importancia de fomentar la minería. Es decir, pasó de decir que la mera aprobación de una licencia de construcción para un proyecto minero es el origen de todos los males a decir que “resulta importante … fomentar la operación de los sectores como minería … ya consolidados como los motores de crecimiento actual”. Ojo que en intervenciones anteriores Francke había dicho que el Perú no necesitaba a la minería. Ahora resulta que es motor del crecimiento.
¿Van entendiendo por qué los ejecutivos y empresarios serios no confían en él? Es difícil confiar en alguien que cambia de posición de boca para afuera en 180 grados. Sí, he escuchado a gerentes de bancos decir que hay que creerle. Los nombres de esos ingenuos los tengo anotados para desconfiar de su criterio en el futuro. Nadie que se respete a sí mismo profesionalmente puede brindarle su confianza a un ministro veleta como este.
No solo eso. En el Marco Macroeconómico Multianual dice que la minería, siendo importante para la recaudación tributaria y el impacto que está teniendo por el incremento de los precios internacionales, evaluará cambios en el esquema fiscal minero. Así es. Siendo ministro reconoce que la minería es importante para la recaudación tributaria. Interesante si consideramos que años antes lo había considerado el origen de todos los males. Ahora que necesita la plata, está bien, que haya minería.
Uno podría decir que genial, vio la luz y ahora es team minería. Pero ese no es el caso. Si el incremento en la recaudación y la recuperación de la economía dependen de la economía, como lo anuncia su plan, ¿qué hizo cuando dos de las más grandes mineras del Perú tuvieron que cerrar ante protestas violentas? ¿Dijo pío cuando la primera ministra cerraba cuatro minas con el movimiento de su mano? ¿Qué está haciendo hoy para evitar que otras minas grandes tengan que dejar de operar?
Nada, no hace nada, porque es mentira que haya visto la luz. Sigue siendo el mismo anacronista de siempre, pensando que todo se soluciona con más gasto y que la palabra “reforma” significa cobrar más para gastar más y que la única forma de mejorar el servicio público de salud es gastar más y que mejorar la educación pública en el Perú es gastar más y que el crecimiento económico será mayor si gasta más. Estrategia que funcionó bien hace un siglo con una crisis en especial en otro país, pero que en el Perú ya sabemos que no es suficiente sin reformas profundas o gestos para recuperar la confianza. Es el mismo del inicio. Lo reconoceremos al final.