Publicaciones

Date cuenta, amigo empresario

Por: Hans Rothgiesser

En su recientemente publicado libro El país más empresario del mundo, Rolando Arellano postula que en el Perú hay una empresa formal por cada 13 habitantes, lo que resulta impresionante. Si a eso le sumamos las empresas informales, obtenemos una empresa formal o informal por cada siete habitantes. Siete. En Colombia es cada 21 habitantes. En Estados Unidos es una empresa formal por cada 22 habitantes. Es decir, en el Perú pareciera que tenemos una particular inclinación por iniciar emprendimiento propio. No obstante, si esto es cierto, ¿por qué tendemos a elegir autoridades que se oponen al sector privado?

Por mucho tiempo se dijo que los peruanos son emprendedores porque no tienen otra opción. Nosotros no tenemos un sistema efectivo de protección a los desempleados. Sí, por supuesto que hay CTS y otros mecanismos, pero no tienen suficiente cobertura para atender a la mayoría de ciudadanos en edad de trabajar. Por eso, si te despiden y te demoras en conseguir trabajo, más te vale tener un emprendimiento en la cabeza o te puedes morir de hambre. Comparemos eso con, digamos, España en donde existe el paro -el mecanismo por el cual el Estado te paga un dinero mensual a cambio de que hagas el esfuerzo de buscar trabajo-. Aquí no hay nada parecido. De esta manera, la solución al peruano que necesita dinero para sobrevivir es el libre mercado. Es el modelo económico que le permite salir de un día al siguiente a hacer algo. Sí, por supuesto que el dinero que saque será poco y seguramente no le alcanzará. Pero ya es algo.

Lo que se ha observado es que gobiernos del tipo que Perú Libre buscan que la mayor cantidad de gente dependa del Estado, de tal manera que sea más fácil de controlar y de manipular. Por eso es conveniente para ellos que no haya alternativas y que la población dependa de los bonos y las dádivas de autoridades que no van a poder mantener ese nivel de populismo por mucho tiempo. Que el 2022 va a ser un año de recesión con poca inversión privada y baja generación de puestos de trabajo, no es tampoco difícil de aceptar, más allá de los disparatados anuncios de optimismo irracional del ministro de economía.

Hay un detalle adicional que el documento de Arellano nos brinda: Una de cada cuatro empresas en el Perú opera en la vivienda misma del emprendedor. Esto quiere decir que la vida en familia incluye el funcionamiento de la empresa en cuestión, independientemente de su tamaño. En ese sentido, ¿cómo podemos hacer que la experiencia de llevar esa empresa sea positiva, de tal manera que la siguiente generación lo vea como una fuente de satisfacciones, no de frustraciones?

Estamos ante un gobierno que aspira a capitalizar esa frustración. Que le echa la culpa de todos los males a las empresas y al sector privado. Que se aprovecha de los mitos que ya existen y que crea nuevos. Que prefiere sugerir conspiraciones oscuras por parte de los accionistas de una empresa, antes que atender un reclamo razonable y justo. De distintas maneras este es uno de esos momentos que define quién es quién. Por mucho tiempo se hablará de qué estaba haciendo cada quién para defender la democracia y proteger el modelo económico.

Entonces, comienza por hacer todo bien. No te aproveches de nadie. Paga lo justo a tus proveedores. No los dejes meses esperando a cobrar. No vas a poder promover un país más moderno y competitivo si no comienzas por ti mismo. Pero no solo eso. Los gremios y las empresas y los líderes del sector privado tienen que cambiar la forma como están pretendiendo intervenir. No sé quién los está asesorando, pero los ha estado asesorando mal. Cambien la estrategia, porque lo que han estado haciendo hasta ahora claramente no ha funcionado.

También te puede interesar

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *