
Por: Javier Iván Arenas
Las Bambas, Constancia y Antapaccay son operaciones mineras de clase mundial, no obstante están ubicadas en el far west, en una zona estratégica —que incluye tres regiones, Apurímac, Arequipa y Cusco— donde el estado realmente existente no existe y la autoridad del gobierno ha sido opacada por la ley de las comunidades, con sus dirigentes y asesores y abogados y por las organizaciones no gubernamentales de izquierda. Sin embargo, ¿qué está pasando ahora en el corredor minero del sur?
Desde hace días atrás, algunos dirigentes de la comunidad de Urinsaya (distrito de Coporaque, en la provincia cusqueña de Espinar), ubicada a 250 kilómetros de la operación Las Bambas, advertían de una paralización y bloqueos de la vía del corredor minero sur. No obstante, a las amenazas de algunos dirigentes, el gobierno de Castillo —sumido en un caos constante— apenas si lo pudo advertir a través de la PCM o del Ministerio de Energía y Minas.
El resultado es que desde el martes 1 de marzo, una mayoría de comuneros han bloqueado esta parte de la vía del corredor y han interrumpido el paso de los camiones que transportan minerales que pertenecen a la empresa Las Bambas. Según los comuneros, Urinsaya debe ser reconocido como área de influencia directa ambiental por Las Bambas; sin embargo, dicha comunidad está —como dijimos arriba— a más de 250 kilómetros de la operación minera.
¿Por qué Urinsaya exige que Las Bambas la incorporen dentro del área de influencia directa a pesar de su lejanía? El razonamiento de los dirigentes de dicha comunidad es que Las Bambas les debe de incorporar dentro del área de influencia directa porque estarían dentro de uno de los componentes de la operación minera (el componente logístico-transporte), pero —¡oh sorpresa!— ese componente no existe en ninguna parte de estudio de impacto ambiental. No solo eso, Las Bambas no tiene ningún compromiso, ni social ni ambiental, con la comunidad referida.
Si bien la demanda es absolutamente incongruente con la realidad, es importante conocer quiénes son los dirigentes que están azuzando este nuevo conflicto contra la mega operación minera. Pues bien, uno de los agitadores que promueve este bloqueo es el famoso Edward Quiroga, el islamista de izquierda, un promotor de cuanto paro y conflicto exista en la zona.
La aparición de Quiroga en el conflicto no es baladí. Estamos en un marco preelectoral, donde en las próximas semanas se conocerán los candidatos a las diversas gobernaciones y municipalidades provinciales y distritales. En este marco de actuación, Quiroga desarrolla su estrategia de posicionamiento para su posible postulación a la Gobernación Regional de Apurímac.
Vale recordar también que meses atrás Quiroga fue el mismo quien amenazaba a organizar marchas “a machetazo” a favor del entonces candidato Pedro Castillo. Quiroga es un líder de eso llamado “inkarrislam”.
Todo esto ocurre en el corredor minero, pero el gobierno no lo sabe. Y si lo sabe, no le interesa resolver un conflicto donde el principal problema es el Estado en su totalidad y el propio Castillo.